Con los años el alma muere. El cuerpo se degrada. La Mente se hace aguda y desconfiada.
Con los años todo cambia: las prioridades, los placeres, las emociones, los amores.
Con los años el alma muere. Nada hiere. Al dolor se es indiferente. La felicidad se convierte en un estado de ánimo; en un producto de tu imaginación.
Con los años eres otro. No eres el mismo. Como un árbol que ha mudado ojas desde el siglo pasado. No queda una. Pero no se han destruido sólo se han transformado.
Con los años tus semillas brotan pero no precisamente las que querías que brotaran. En la existencia florecen cosas inimaginables.
Con los años el alma muere. Nada sorprende. Cuesta vivir, cuesta amar. Ese es el gran reto. Lo fácil es morir por alguien, lo difícil es vivir por ella.
Con el tiempo cambia la moral y la visión, la ética y la estética, la ley; la vida.
Con el tiempo crees que no has cambiado, te crees el mismo. Pero no eres como la serpiente que mudó la piel. Más bien eres como la oruga que hizo transición a mariposa. Tus propios fluidos te destruyeron, te reconstruyeron; te transformaron, como la energía.
Con el tiempo, con los años... el alma muere, el cuerpo cambia, la mente flaquea pero la conciencia renace.
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