4. El desapego es el camino hacia la felicidad
El concepto de desapego es fundamental en la filosofía zen. En este caso no se trata solo de desprenderse de los objetos materiales, sino que más bien equivale a tener la convicción de que todo tiene un sentido y una utilidad.
De este modo, la presencia de cosas o personas hace un aporte importante a la vida. Sin embargo, su ausencia también enriquece, de un modo diferente. Por lo tanto, nunca se está en falta de algo o alguien, sino viviendo situaciones que nutren la experiencia.
5. Ser es más importante que hacer
La quietud y el silencio son esenciales en la filosofía zen. Para la mentalidad occidental, esto podría parecer una forma de pasividad, pero esto solo en apariencia. Quien se reconcentra y medita está llevando a cabo una actividad interna muy intensa.
Se medita para tranquilizar las aguas de la mente, conectarse con uno mismo y evolucionar en el camino de la iluminación. Para alcanzar la verdad es necesario vaciarse primero y esto solo se consigue dejando de hacer y permitiéndose ser.
6. La contemplación le da forma al ser
La meditación permite, sobre todo, convertirse en un observador. El objeto de esa observación es, en primera instancia, el propio pensamiento. El propósito es detectar el contenido de ese pensamiento como lo haría un espectador.
Este ejercicio permite decantar lo que pasa por la mente y descubrir que una persona no es el pensamiento, sino una realidad mucho más integral. La contemplación plena de la realidad solo es posible cuando se ha depurado la mente de pensamientos.
7. La unidad: el estado natural
Cuando se habla de unidad en la filosofía zen a lo que se hace referencia es a una compenetración profunda con todo lo existente. La contemplación es eso: no mirar la realidad desde fuera, sino adentrarse en la esencia de lo que se mira y fusionarse con ello. La separación entre todo aquello que compone el universo también es ilusoria. Cada ser forma parte de ese todo y solo cuando logra compenetrarse con ello alcanza la armonía y el equilibrio interior, condiciones necesarias para llegar a la iluminación.La filosofía zen es un estilo de vida en el que no es necesario retirarse a un monasterio. Los principios de la misma se pueden aplicar de forma continua, sea cual sea la realidad en la que se viva. Se trata de un continuo ejercicio para ser y despertar.
Extraido de: La Mente Maravillosa